domingo, 1 de noviembre de 2015

Quizás fue la mejor noche de nuestra vida, y no nos acordamos.

Y me pregunto si habrá merecido la pena aquella noche de resaca.
Aquel cubata, tras otro y otro, para después, no acordarme de apenas y tenerlo todo como un recuerdo nebuloso.
Si habrá merecido la resaca porque no hablamos del tema, no decimos nada, nos miramos y apartamos la vista, ¿qué habrá pasado aquella noche de resaca? Podríamos preguntar o podríamos repetirla sin alcohol de por miedo, la cuestión, es que no somos capaces.

Y me pregunto si habrá merecido el mordisco a Adán de la manzana prohibida, si habrá sido el mejor momento de su vida aunque le echasen del paraíso, él, al igual que nosotros, no preguntó, sólo se alejó.

Quizás fue la mejor noche de nuestras vidas y no nos acordamos.

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