domingo, 21 de febrero de 2016

Mañana es lunes.

Hoy es domingo.
Hoy es día de remolonear un poco más en la cama. De despertarse de resaca y tomarse un paracetamol para menguar los efectos del alcohol que se bebió de más.
De despertarse en camas en las que posiblemente no volveremos a estar o que para nuestra desgracia, queremos volvemos a sentir bajo nosotros y que no podrá ser.
De arrepentirse de las cosas que dijimos la noche anterior o de las cosas que no. Hoy es día de reflexionar, de hundirse, de levantarse, de no hacer nada. De tirar el móvil en un cajón o de correr a cogerlo para decir: '¡No te puedes creer lo que pasó ayer!'

También es día para romper corazones. El lío que pensó que podía surgir algo más y por eso llama preguntando si podéis quedar. Romper ilusiones. Recomponerse y empezar la semana porque el domingo se acaba.
Dejar el domingo atrás porque, pasase lo que pasase, mañana es lunes y hay que volver a la vida.

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